Empezamos el curso de soldadura aprendiendo a hacer
cordones en pequeñas chapas de metal. A nuestro profesor se le ocurrió la idea
de realizar una escultura que serviría para reutilizar este material y de esta
manera hacer más llevadera la tarea de hacer cordones.
Comenzamos
a hacer un esqueleto soldando tubos de acero inoxidable. Cuando ya tenía forma
humana le añadimos unas chapas en brazos y piernas. Aquí empezamos a usar otras
máquinas como la sierra para cortar las chapas y la plegadora para dar la forma.
El
paso siguiente fue vestir al muñeco con las chapas en las que aprendimos a
hacer cordones y cuando vimos que iba tomando forma humana pensamos en un
nombre para él: Manolo, el hombre de metal.
Queríamos
que “Manolo” fuera un soldador y el profe nos ayudó a hacer las manos, la cara
y también la pinza y careta de soldador. Ahora estamos soldando tubos cuadrados
en forma de escuadra y puliendo estas piezas. Estamos usándolas para montar una
escultura abstracta como si fuese la obra de Manolo, el soldador.
Esta
actividad nos ha ayudado a darnos cuenta de cómo mejoramos y ver nuestro
progreso. En este momento estamos a punto de comenzar a realizar proyectos por
parejas porque dentro de un mes comenzaremos las prácticas y los que primero
entrarán en una empresa serán los que estén mejor preparados.
Después
de las prácticas podremos conseguir el título de PCPI I, gracias a nuestro
esfuerzo y a nuestros profes que intentan hacerlo más fácil ayudándonos en todo
lo que pueden.
No
sabemos qué vamos a hacer con “Manolo” cuando termine el curso. Seguramente se
quedará en Pioneros, pero estaría muy bien colocarlo en la rotonda indicando la
calle Circunde, o el taller de soldadura de Pioneros.
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